Friedrich W. Nietzsche y el vitalismo
Nación en Röcken,
cerca de Leipzig, de padre polaco y madre alemana. Estudia humanidades en una
de las más famosas escuelas de Turingia. Fue un gran aficionado a la música
desde muy pronto. A los 20 años comenzó a estudiar filología clásica en Bonn, y
un año después de Leipzig. Allí se entusiasmó por la obra de Schopenhauer.
Conoció a Wagner cuando tenía 24 años, por cuya música se apasiona. En 1869, a
los 25 años, es nombrado catedrático extraordinario de filología clásica en la
Universidad de Basilea, con un claro interés ya por la filosofía. En esta época
mantiene una intensa amistad con Wagner, con Paul Rée y con el teólogo radical
F. Overbeck. En 1878 rompió su amistad con Wagner, y al año siguiente se ve
obligado a dejar la cátedra de Basilea por enfermedad. Recobra vitalidad cuando
conoce a Lou Andreas Salomé, aunque ésta nunca lo aceptará como marido. En 1889
sufre un colapso en una plaza de Turín y le internan en una clínica
psiquiátrica aquejado de parálisis progresiva. Pierde definitivamente la razón
y depende ya de los cuidados de su madre y su hermana. Muere al año siguiente.
El nihilismo (del
latín nihil, nada) filosóficamente hace referencia a la pérdida de los fines,
la devaluación de todos los valores, quedando expresado en estos tres momentos
1) El nihilismo
como resultado de la negación de todos los valores vigentes: es el resultado de
la duda y la desorientación.
2) El nihilismo
como autoafirmación de esa negación inicial: es el momento de la reflexión.
3) El nihilismo
como punto de partida de una nueva valoración: es el momento de la intuición,
que queda expresada en la voluntad de poder, en quien se expresa a su vez el
valor de la voluntad.
El nihilismo está
ante la puerta: ¿de dónde nos viene éste, el más siniestro de todos los
huéspedes?
1. Punto de
partida: es un error aludir como causa del nihilismo a «calamidades sociales»,
a «degeneraciones fisiológicas» o incluso a la corrupción. Éstas siempre
permiten interpretaciones totalmente diferentes. Es la época más honesta y
compasiva. La pobreza, la pobreza espiritual, física, intelectual, no es en sí
totalmente capaz de producir el nihilismo, es decir: el rechazo radical del
valor, del sentido, de la deseabilidad.
2. La decadencia
del cristianismo, víctima de su moral (que le es inseparable) que se revuelve
contra el Dios cristiano. Retroceso desde «Dios es la verdad» hasta la creencia
fanática «todo es falso». Budismo de la acción...
3. El escepticismo
en la moral es lo decisivo. La decadencia de la interpretación moral del mundo,
que ya no tiene ninguna sanción después que ha intentado refugiarse en un más
allá, termina en nihilismo.
4. Las
consecuencias nihilistas de la actual ciencia natural. De sus esfuerzos resulta
finalmente una autodestrucción, un volverse contra sí, una anticientificidad.
Desde Copérnico el hombre rueda fuera del centro hacia X.
5. Las
consecuencias nihilistas de la manera de pensar política y económica, donde
todos los «principios» acaban perteneciendo a la comedia: el hálito de la mediocridad,
de la mezquindad, de la insinceridad, etc.
Esta es la base
sobre la que ha de construirse, según Nietzsche, la nueva filosofía. El hombre
provoca, en primer lugar, la muerte de Dios, sin apenas darse cuenta de ello.
En segundo lugar, el hombre toma conciencia plena de la muerte de Dios y se
reafirma en ella. En tercer lugar, y como consecuencia de todo lo anterior, el
hombre se descubre a sí mismo como responsable de la muerte de Dios,
descubriendo al mismo tiempo, el poder de la voluntad, e intuyendo la voluntad
como máximo valor, creando al superhombre.
Super hombre
El hombre actual
debe ser sustituido por el “superhombre”, un hombre que haga de la afirmación
de nuevos valores el eje de su vida. Lo único valioso que hay en el hombre
actual es su carácter de “puente” hacia el superhombre. El tema del superhombre
guarda una relación estricta con el de la muerte de Dios: el superhombre
aparece cuando Dios es definitivamente expulsado del espacio que hasta entonces
había usurpado, cubriendo el superhombre el vacío dejado por Dios. El hombre
crea al superhombre al matar a Dios.
Mientras que el
hombre actual es un ser domesticado, el superhombre es un ser libre, superior,
autónomo; un animal que posee sus propios instintos, los comprende y los
desarrolla en la voluntad de poder. Para alcanzar este estadio el hombre actual
ha de recorrer un camino largo y no exento de dificultades: ha de experimentar
una triple metamorfosis de su espíritu: de camello (animal sumiso) ha de
convertirse en león (símbolo de la negación de todos los valores) y de león en
niño (símbolo del superhombre que, superando la sumisión del camello y la
autosuficiencia del león conquista la auténtica libertad.)
Este hombre nuevo sólo será posible con una nueva moral que surgirá de la transmutación generalizada de todos los valores vigentes. Las nociones morales de “Bien” y “Mal” como puntos de referencia objetivos y opuestos quedan desbordadas por la nueva realidad. Los viejos valores racionales y suprasensibles son sustituidos por valores vitales y sensibles. El superhombre defiende la desigualdad, la jerarquía, el cambio, el experimento y el riesgo frente a la igualdad, la seguridad, que serían valores propios de la moral del “rebaño”, una moral de esclavos, representada fundamentalmente por el cristianismo.
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